Otros significados del día de Sant Jordi/San Jorge (23 de abril), muy querido para los bibliófilos como yo, en plena primavera.
En la Diada de Sant Jordi, celebrada en Catalunya desde hace bastantes años relacionando libros y rosas (sabiduría y amor), quisiera presentaros algunas reflexiones sobre este mito, que por su profundidad, tiene muchas más lecturas que la que os presento hoy.
La leyenda de Sant Jordi tiene una lectura arquetípica muy compleja y rica (puedes ver una aproximación muy sintetizada pero de calidad, desde mi punto de vista, aquí.
El dragón (lo impulsivo, la fuerza bruta deshumanizada) bloquea el acceso del agua de la ciudad. Para que se pueda obtener el agua (la vida), debe ofrecerse el sacrificio de una persona cada día (la sangre, la vitalidad, el alma). Cada día se produce un sorteo y una víctima se inmola para que la comunidad pueda beber/vivir.
Pero un día es la princesa quien resulta elegida. La leyenda dice que es el santo quien, a lomos de su corcel blanco, la rescata de las garras del dragón atravesándolo con su lanza (en algunas figuras la espada), poniendo fin a su tiranía.

San Jorge, Paolo Uccello 1450
No deja de ser curioso que sea precisamente “el rapto de la princesa/virgen” el que motiva que el santo aparezca. De otro modo, a saber cuántos ciudadanos más habrían acabado en las fauces del dragón, es decir, es la puesta en peligro de la pureza y nobleza la que desata la intervención y el rescate…
Hay muy profundas implicaciones en esta leyenda, por otra parte, compartida en otros pueblos y culturas (dragón/serpiente, virgen/princesa, caballero/héroe, espada/lanza, etc.) que tienen que ver con la eterna lucha entre el bien y el mal, la oscuridad y la luz, la brutalidad y la humanidad.
Lo que me parece realmente hermoso es que, además de las flotantes sensaciones que produce sumergirse en este mito por la cantidad de cosas que nos mueve inconscientemente y que te invito a probar, se manfiesta otro aspecto que es también muy potente en la cultura occidental, que es el simbolismo de la rosa mística.
¿Por qué regalamos una rosa y un libro el día de Sant Jordi? ¿Sólo por tradición? ¿Sólo por mercadotecnia? No lo creo. Siento que los resortes que se mueven inconscientemente son muchísimo más profundos y viscerales de lo que en principio parece, a tenor del enorme éxito comercial de la jornada.
Te dejo este extracto de mi curso de Psicoaromaterapia para que lo sientas, de igual modo que te propuse hacerlo antes con el mito de Sant Jordi. Si puedes hacerlo junto al aroma de una rosa de verdad, mejor que mejor, también es excelente el aroma del auténtico aceite esencial de Rosa damascena. Por favor, no lo hagas con sintéticos ni aromas artificiales, sería un sacrilegio para tu alma.
La Rosa
Es el aroma del amor. La rosa, la rosa mística, la rosa divina, la rosa celestial, es el símbolo del Amor, la expresión divina materializada en forma de flor del amor de Dios por el mundo.
Es el símbolo y el olor de los santos, del amor en sí mismo. Pero Dios adornó estas hermosas flores con afiladas espinas, para que nos acordásemos del equilibrio, para estimular la integración, para despertarnos a la ternura y el respeto.
Me permito entresacar estas líneas del precioso trabajo de Michael Brown, «El Proceso de la Presencia«, porque creo que no podría expresar mejor la auténtica esencia y mensaje de la rosa:
«Todos sabemos lo que es el dolor. Cada uno de nosotros lo ha experimentado (dolor físico, mental, emocional) tanto en esta vida, que tenemos la tendencia consciente o inconsciente de buscar un estado en el que podamos disfrutar de alegría eterna.
Este estado del ser es posible aquí, pero no surge de la decisión de seguir un sendero que tenga «un destino» o un sendero que se ase en la exclusividad. Si Dios es infinito, el viaje hacia la realización divina tendrá que ser un viaje eterno.
Si Dios lo creó todo, entonces tendremos que abrazarlo TODO para poder integrar lo que es Dios. El sendero hacia una experiencia vital auténticamente alegre sólo se hace posible cuando nos abrazamos a cada una de las experiencias que la vida nos ofrece. La alegría surge del abrazo a la belleza, a la fragancia y a las espinas de la vida.
Es importante, sobre todo cuando las cosas se nos ponen difíciles, que recordemos que todo en esta vida es una expresión de Dios, con independencia de cómo la interpretemos en un momento dado.
Cuanto más conscientes estemos, más claridad tendremos, simplemente por el hecho de que las rosas tengan espinas no tenemos porqué sangrar, aunque sea algo que pueda pasar a veces.Las espinas están ahí para recordarnos que vayamos por el mundo con la conciencia del instante presente, para que no nos apresuremos, y para ser tan amables con nosotros mismos como suave es el tacto de un pétalo de rosa.
De este modo nos daremos cuenta de lo hermosas y perfectas que son las espinas de la vida, que adornan nuestro sendero de vuelta hacia la plena consciencia.
Pero aún hay otra lección inherente en esta flor regia: ¡el mero hecho de que la rosa tenga espinas, no significa que haya que limpiarla de ellas! Las espinas nos dicen que toda belleza en la creación se ha de transmitir con el amor, el cariño, la atención y el respeto inherentes a la conciencia del instante presente».Michael Brown. El Proceso de la Presencia. Ed. Obelisco. Barcelona 2008
Así pues, este aceite esencial, considerado como el de mayor tasa vibratoria de todos los conocidos, misterioso, desconocido y venerado por los aromaterapeutas, es tal vez la llave maestra que permite transformar la experiencia de la soledad o del sentimiento de abandono, en la experiencia de la conexión profunda con el corazón del Universo: El Amor.
©“La Rosa Mística y Sant Jordi/San Jorge”
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