Peligros de los Aceites Esenciales, ¿Existen o no?
La Aromaterapia emplea aceites esenciales puros extraídos de plantas,
pero estos extractos vegetales son tan potentes y concentrados que requieren de un especialista con conocimientos técnicos y experiencia para evitar problemas y aprovechar sus propiedades y beneficios al máximo.
En las últimas décadas, la divulgación y la popularización de la Aromaterapia han conseguido que se conozca y se aplique cada vez más en los campos de la estética, la cosmética y el masaje, gracias a las excelentes propiedades terapéuticas, energéticas, psico-emocionales y espirituales de los aceites esenciales utilizados. Pero, por desgracia, también ha implicado que se banalice su práctica debido a la falta de formación e información adecuadas para los profesionales.
Trabajar con aceites esenciales no es lo mismo que ser aromaterapeuta. Un buen especialista no se consigue con unas pocas horas de formación en una casa comercial para vender sus productos; ser aromaterapeuta supone una formación específica imprescindible y trabajar con toda la filosofía que acompaña a esta terapia.
Tendencias de la terapia
En estos momentos existen dos corrientes principales en el mundo de la Aromaterapia: la Escuela Francesa y la Escuela Anglosajona. No se trata de centros donde se imparten enseñanzas, sino más bien de corrientes filosóficas con distintas formas de entender la aplicación de la terapia.
El químico cosmético francés René Maurice Gattefossé fue el fundador y el que acuñó el término Aromaterapia en los años 20 del siglo pasado, además de ser el principal exponente de la Escuela Francesa. En este enfoque mucho más científico, los aceites esenciales son tratados como cualquier otra medicina, recetados por médicos y dispensados por farmacéuticos, administrados por vía externa o interna y trabajados en dosis bastante altas, incluso puros.
Por su parte, Marguerite Maury comenzó a su vez a desarrollar una forma distinta de trabajar con los aceites esenciales que supondría el nacimiento de la Escuela Anglosajona. En este enfoque se prefiere trabajar por vía externa, en lugar de ingerir de manera “médica” los aceites esenciales, a través de masajes e inhalaciones en dosis bajas (no más del 2%), por lo que iba dirigido especialmente al ámbito de la estética, la cosmética y el bienestar. Este es el tipo de Aromaterapia que más se ha conocido y divulgado por todo el mundo, siendo además el más utilizado hoy en día por la seguridad y tranquilidad que ofrece a los profesionales. Sin embargo, los seguidores y divulgadores de este enfoque promovieron una filosofía de trabajo con ciertos dogmas que se han perpetuado entre profesionales, escuelas y alumnos sin criterios comparativos científicos reales, en especial sobre el tema de la toxicidad.
Mientras la Aromaterapia Médica o Francesa
cuenta con un conocimiento exhaustivo de la composición y estructura química de los aceites esenciales, así como de sus efectos farmacológicos y toxicidad, permitiéndole administrar dosis altas con total seguridad;
la Aromaterapia Anglosajona,
la más difundida, tiene un conocimiento muy superficial a este nivel, lo que ha llevado a que los profesionales que la aplican y enseñan desconozcan estos efectos de forma total o parcial, optando por la exageración y eliminando el uso de ciertos aceites esenciales al temer los posibles efectos negativos.
Sin peligro tóxico
A causa de esta poco beneficiosa práctica para la Aromaterapia, se han estigmatizado los aceites esenciales a nivel popular y profesional en muchos sectores (incluso el farmacéutico en ocasiones) con etiquetas como “peligrosos” y “tóxicos”. Sin embargo, la realidad y los datos científicos, nos demuestran que eso es completamente falso siempre y cuando la Aromaterapia se aplique correctamente y en las dosis normales.
Por ejemplo, no es posible intoxicarse con un aceite esencial por vía externa o tópica en las dosis con las que se trabaja normalmente en la Escuela Anglosajona, de 1 a 2%. Los datos científicos en cuanto a las cantidades de aceites esenciales que la piel absorbe en concentraciones del 2% (las típicas empleadas en aceites de masaje, por ejemplo) demuestran que, en el mejor de los casos, la piel absorbe el 50% de los mismos. Esto quiere decir que en 10 ml de preparado, la piel absorbería menos de 100 mg de aceite esencial (0’1 g), siendo esa la cantidad que pasaría al torrente sanguíneo. Y, normalmente, en un masaje de cuerpo entero ni siquiera usamos 10 ml.
En un aceite esencial que se considera muy tóxico como el de poleo-menta (Mentha polegium), donde la dosis letal 50 (DL50) es de 0’4, un adulto de 70 kg necesitaría ingerir 28 g para llegar a una dosis mortal. De 0’1 g a 28 g hay un abismo, nadie usa esas cantidades para una aplicación de Aromaterapia, ni siquiera los médicos por vía interna. Esta es la realidad, y pocos aromaterapeutas trabajamos con aceite esencial de poleo, que se emplea más como aroma para la industria alimentaria, pero podemos ver que algunos aceites esenciales mucho más comunes, como la Salvia (Salvia officinalis) o el Romero (Rosmarinus officinalis quimiotipo alcanfor), también son desechados de un plumazo del maletín del aromaterapeuta con muy poco criterio por los anglosajones. En el caso de las inhalaciones, todavía es peor, porque la cantidad que realmente va a la sangre como mucho y con muy buenos difusores, llegaría al 40%.
Esto no quiere decir que un aceite esencial por vía externa no pueda producir una reacción alérgica, un ataque de asma o irritaciones en la piel. Lo que quiero hacer notar es que esos problemas que pueden producir a veces no constituyen en ningún caso una intoxicación ni existe riesgo de muerte o envenenamiento como ocurre con cualquier producto tóxico o venenoso.
La importancia de la formación
Entonces, si la toxicidad siempre se refiere a la ingestión o administración de aceites esenciales por vía interna, y la Aromaterapia Anglosajona nunca emplea esa vía, ¿dónde está el problema? Yo creo que está en falta de formación, así como en la obstinación de no acercarse a lo que se conoce científicamente sobre la toxicidad real y contraindicaciones que puedan tener los aceites esenciales.
También hay que reconocer que muchos libros de Aromaterapia van dirigidos al público general, por lo que puede resultar arriesgado dar indicaciones de uso interno, ya que nunca se sabe cómo se va a emplear esta información: el común de los mortales suele tener la idea de que “si 2 gotas funcionan, 10 funcionan mejor”. En el caso de aceites esenciales tan potentes, no podemos permitirnos esos lujos: las dosis médicas suelen ser de entre 3 y 9 gotas al día en 3 tomas (1-3 gotas 3 veces al día). Si se respeta esa dosis médica no hay riesgos, pero si la persona se auto-medica y se excede, surgen los problemas y los casos de intoxicación. También ha habido casos de intoxicación en niños que han ingerido por accidente dosis altas para su peso; por ello es importante tener mucho cuidado para que los recipientes no estén a su alcance y eliminar los tapones que puedan abrirse completamente, de modo que no puedan ingerir más que algunas gotas como mucho.
Este tema es muy extenso, y existen además muchos tabús absurdos con los aceites esenciales, el embarazo, el parto, los bebés y niños, los hipertensos y los epilépticos que carecen de fundamento empírico y científico. Para terminar, se puede decir que como norma general, trabajados por vía externa, en las dosis adecuadas (1-2%), y con la formación necesaria, los aceites esenciales carecen de peligros y ofrecen una gran cantidad de ventajas a sus usuarios.
3 Comentarios. Dejar nuevo
Pueden mandar informacion acerca de los aceites antivirales, explicando por que lo son?
Hola Jorgelina, puede ver el último artículo que publicamos al respecto: https://institutoesb.com/coronavirus-y-aceites-esenciales/
Saludos cordiales!!
Puede ver el último artículo del blog al respecto: https://institutoesb.com/coronavirus-y-aceites-esenciales/
Saludos cordiales.