Psicoaromaterapia, Aceites con Sensibilidad
Las esencias tienen un gran poder sobre nuestras emociones y son capaces de despertar en nuestro cerebro un mensaje positivo, que reequilibra mente y espíritu.
¿Puede un simple olor cambiar las emociones?
O lo que es lo mismo, ¿Realmente un aroma puede ayudarnos a sentirnos mejor? Pues sí, y está científicamente demostrado. Las esencias pueden ser una eficaz herramienta para complementar cualquier terapia de belleza orientada a potenciar el bienestar. Volatilizadas en la cabina, pueden convertir una sesión de belleza en una experiencia sublime, ayudando al cliente a reconectar con su yo más profundo.
El termino aromaterapia se entiende como aquella terapia basada en el empleo de aceites esenciales procedentes de la planta y que da nombre al A.E en sí. Cuando hablamos de este tipo de técnicas es imprescindible tener en cuenta un aspecto de vital importancia, y es que las esencias utilizadas deben ser totalmente puras. Es decir, es imprescindible que no estén adulteradas ni estén creadas artificialmente en laboratorio, como por ejemplo las fragancias de té verde o los famosos “musk” de origen petroquímico.
Se sabe que la planta tiene un nivel de perfección y una evolución conjunta con el ser humano y, por tanto, posee una capacidad terapéutica ilimitada. Pero para que esta afinidad persona-planta sea realmente beneficiosa es imprescindible asegurarse de que el aceite obtenido es realmente natural.
En psico-aromaterapia,
las esencias vegetales se convierten en las llaves maestras que abren las cerraduras de nuestro poder de autocuración.
Como la profesional sabe, las terapias holísticas conciben a la persona como un complejo entramado de energías y realidades (física, mental, emocional, espiritual) que se interconectan e interpenetran, y que por tanto, afectan unas a las otras. Esta concepción de la persona como un todo es la base de muchas culturas ancestrales como la Medicina Tradicional China, Ayurveda… Y es precisamente bajo esta perspectiva desde donde trabaja la aromaterapia y la psico-aromaterapia. La finalidad de esta disciplina es devolver a la persona el equilibrio perdido; es decir, volver a lo que ya somos. No se trata de curar, sino sólo de ayudar a que esta energía fluya, circule, se desbloquee…
Desde el punto de vista científico,
las emociones responden a una energía en movimiento (e-motio). Estos sentimientos no son, por tanto, ni buenos ni malos. El problema está cuando dicha energía se bloquea, deja de moverse, o lo hace más lentamente. Es entonces cuando surge el malestar, dolor, sufrimiento… en Este sentido, podría decirse por el ejemplo que el miedo en toda la extensión de la palabra, (miedo a sufrir, a que nos falte algo, al abandono…) está estrechamente relacionado con la desconexión de lo que realmente somos: pura energía vital en movimiento. Al estar separados de nuestra fuente, nos sentimos carentes de algo, desconectados, lejanos de nosotros mismos.
Y es a partir de este sentimiento desde donde fluyen todas las emociones negativas, e incluso muchas enfermedades de carácter físico. La falta de confianza y conexión con nosotros se transforma entonces en dolor, depresión, malestar, desgana, ira, rabia… La finalidad de la psico-aromaterapia no es combatir o luchar contra este sentimiento, pues el poder de los aceites esenciales reside en su capacidad para ayudar a transformar estas energías bloqueadas de nuevo en flujo energético.
Si partimos de la base de que una emoción no es más que una manifestación de la energía,
es evidente que hay una serie de aceites más adecuados para hacer fluir ese tipo de energía que otros. Pero esta teoría no es del todo cierta, porque hay que tener muy en cuenta otro factor que a veces pasamos por alto y es la relación de la persona con el aceite esencial; sus recuerdos, memoria, gustos… lo que vendría a ser su “afinidad aromática”. Muchas veces lo que para una persona es un olor delicioso para otra puede llegar a ser desagradable o incluso insoportable. Este sentimiento viene provocado porque la persona, en algún momento de su vida, tuvo una experiencia negativa en la que dicho olor estaba presente, por lo que conecta o asocia el aroma con esta situación traumática.
De ahí que el aromaterapeuta deba, en todo momento, personalizar la sesión, y saber encontrar el aceite más indicado en cada momento, teniendo en cuenta las necesidades de su cliente y este vínculo aroma-persona. Ni que decir que en la psico-aromaterapia este feed back cobra un protagonismo crucial, por lo que se requiere un estudio mucho más profundo de la persona. El experto debe ser capaz de crear una empatía con el cliente y conocer todos y cada uno de sus planos emocionales. Es importante transmitirle que para alcanzar un estado de equilibrio total éste debe tomar conocimiento de su realidad y hacerle ver que en este viaje por la vida, los problemas o dificultades adquieren la relevancia que uno les da; por lo que hay que aprender a restarles importancia y aceptar aquello que no se puede cambiar.